jueves, diciembre 17, 2009

Playa sexy

Cada vez se hace más difícil agarrar el teclado y volver. Cuando uno trabaja con la computadora, en su tiempo libre prefiere ver a Ricardo Fort haciendo estupideces que quedarse acá. Pero hoy hice la excepción.
- Por qué?
- Por que te quiero, zonzín.

Muchas cosas nuevas para contar no hay, se acercan las fiestas, la verdad que a mi me da lo mismo en todos los sentidos, si mi abuela no hiciera pionono, preferiría que no existiesen... Desde que no creo en el hijo de puta de Papa Noel, la verdad que me chupan un huevo.
Pero que vas a hacer? Las fiestas se acercan, y no se las puede detener ("son como un león dormido", eso fue para vos lukiluciano), entonces, sigamos viviendo como si no pasara nada.

De fútbol no me interesa hablar, boca hace mucho que no me da esas alegrías a las que me tiene acostumbrado, y River no existe, así que no hay muchas cosas que me pongan muy felíz.

Entonces, pensé para los seres que viven dentro mío: "Por que no te vas un poquito a la mierda?"

Así que, calenté agua la inserté en un termo de acero inolvidable y emprendí mi viaje, agarré mis cosas y marché. Esperé el 144, que no se que onda, pero ahora se le ocurre tardar y encima me movieron la parada una cuadra más cerca del fin. Llegó y moví mi cuerpo latino dentro de él. Me senté a ver un lugar verde, total nada me apuraba.

Por lo Verde más cerca que pasa el 144, es por Pellegrini, asi que me bajé, crucé la primer callezuela y se me hacía agua la boca por fumarme un cigarrillo en el verde cesped, en tan hermoso día nublado sin sospechas de lluvia.


Llegando al paradisíaco lugar, apoyé mi sillita (ponele que la sillita me entraba en la mochila), una mesa para hacer crucigramas, y me senté. Era feriado.
Saqué el encendedor, lo probé para ver si no se había jubilado, y mi mano izquierda empezó a marcar el camino hacia el camello en mi bolsillo (si pensaste en un pito, anda al psicólogo).
Sorpresa gran, no traje los puchos. Empecé a mirar para todos lados, como un búho que tiene miedo que le roben, y todos los kioscos estaban cerrados. Claro, era feriado. Miré mas allá, pero ni un auto se movía por la calle.

Un poco después vi a un ciclista a 3 cuadras. Me traté de tranquilizar, pensé: "Los ciclistas fuman todos, andan en bici para no sentirse tan mal por todo el humo que le meten a los pulmones", y con ese pensamiento lo esperé ansioso.

2 cuadras, 1 cuadra, y se acercaba.

A 20 m. nos miramos, me apunta, y viene a mi encuentro, a 5 m. pone un pie en el piso frenando de esta manera la bicicleta, y me dice: "Vieja, un pucho no, no?"
Le contesté,
-Por que no te vas a la concha bien de tu madre?". Subió de vuelta a su bici, y lo escuché mientras se alejaba que me decía "Amarrete de cara de mierda"
Si le contestaba otra vez, nos íbamos a trenzar en golpes de puño, y no era mi intención en un día de franco.

Esperé un poco mas, pero ningún kiosco siquiera amagaba a abrir, y no pasaba gente. A lo lejos vi a 8 o 9 pibes en bicicleta. Era la última oportunidad.

Cuando estaba por alegrarme, reconocí la melena inconfundible de mi peor enemigo, "el ciclista de hace un rato".
Guardé la mesa en mi bolsillo (suponete que me entraba, ya te lo dije antes, no me hagas enojar), y los piecitos no me daban para caminar más rapido, era lo más parecido a esas carreras ridículas que se ven en ESPN, pero sin que me paguen, y con un miedo bárbaro. Atrás mío, a 2 cuadras, empecé a escuchar el cántico de ésta manada imparable: "-Aca están! estos son! los soldados de Perón", "
- Cómo no le ofrecí un mate!-pensé.

En ese instante dobla un taxi vacío, y me dice:
- Viejo, necesitas taxi? Tengo un par de puchos si querés, te dejo fumar acá adentro. Y si tenés 7 u 8 amigos los llevamos, no me importa que no seas mujer, te llevo a más de 4.-
No lo podía creer, me tiré de cabeza por la ventanilla con el auto en movimiento, y el taxi salió arando.
El taxista era barbudo, y tenía un vestido de una sola pieza, blanco. Muy hablador. No era Gandalf.
Hablamos un ratito del clima, y le conté toda la historia.
Me dijo:
-Te falta pibe... A mi eso me pasó muchas veces en mi juventud, por eso te voy a enseñar algo que nadie lo sabe, pero si alguna vez te hacés un blog, postealo.
- Tengo.- le dije.- Se llama Gente Seria.
- Ah, lo conozco, me re cabe.- Me respondió.

Y no habló por 10 minutos.
- Playa Sexy.- Dijo.

En ese momento temí por mi integridad física, o por lo menos de algunas partes.

- Eh? - Le respondí.
- Playa Sexy, cada vez que te vayas de tu casa repetí esa palabra, y nunca mas te vas a olvidar de nada.
- Bueno, gracias.- Le respondí, pero pensando lo mal que le puede hacer el paco a algunas personas.

Llegué a mi casa, y miré el relojito para pagarle.

El tipo me miró y me dijo:
- Dejalo, pago yo. Pago tantas cosas por día...

Me bajé, y me quedé pensando... Cuando el taxi dobló en la esquina alejándosé, uniendo cabos, me di cuenta... el viejo ese era Dios!

Nunca se lo conté a nadie, por miedo a que no me crean, pero hoy me di cuenta de lo que me decía, y nunca mas me olvidé de nada.

Pla = Plata
Ya = Llaves
Se = Celular
Xy = Cigarrillos.

Este Dios es un capo. Y encima no me cobró.

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